El tiempo borra todo como las olas borran
los trabajos de los niños en la arena.
Olvidaremos esas palabras precisas y vagas
detrás de las cuales sentimos el infinito.
El tiempo borra todo, en él no brillan los ojos
que sean de ópalo o de estrella o de agua clara,
bellos en el cielo azul o en un lapidario,
Los ojos quemarán para nosotros un fuego triste o alegre.
Algunas gemas hurtadas de su cofre viviente
tirarán en mi corazón sus crudos reflejos,
así como el día de su uso, selladas en el párpado,
brillaban con un destello precioso y decepcionante.
Otros fuegos dulces encantados por Prometeo
chispean el amor que brillaba en sus ojos,
para nuestro querido tormento los hemos llevado
iluminados, tan puros, o cristalizados, tan valiosos.
Marcel Proust
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