viernes, 8 de abril de 2022

En este sentido, el siglo XX ha muerto de risa...

La risa se ha vuelto la respiración y la sangre de la sociedad humorística que es la nuestra. No hay manera de escapar de ella: la risa es obligatoria, los espíritus quejumbrosos son puestos en cuarentena, la fiesta se quiere permanente. Desde el mundo político a los medios de comunicación y desde el colegio al club de la tercera edad, el traje de cómico es de rigor. El humor universal, estandarizada, mediatizado, comercializado, globalizado, conduce al planeta. ¡Pero esta risa es otra cosa que un rictus obligado? Cuando ya no hay lo serio, ¡puede haber todavía risa? El mundo debe reír para camuflar la pérdida de sentido. No sabe adónde va, pero va riendo. Ríe para disimular. Esta risa no es una risa de alegría, el a risa forzada del niño que quiere tranquilizarse en la oscuridad. Habiendo agotado todas las certezas, el mundo tiene miedo, y no quiere que se lo digan; entonces fanfarronea, se pretende cool y soft, ríe tontamente de cualquier cosa, sólo para escuchar el sonido de su propia voz. Es en este sentido que el siglo XX murió de risa, y que al mismo tiempo anuncia la muerte de la risa.

El Siglo XX muerto de risa, la era de la burla universal, George Minois, traducción de José Miguel Barajas García