jueves, 31 de julio de 2014

Tiempo definido


Está bien que la vida de vez en cuando
nos despoje de todo.
En la oscuridad los ojos aprenden
a ver más claramente.
Cuando la soledad es el vacío intenso
del cuerpo y de las manos,
hay caminos abiertos hacia lo más profundo
y hacia lo más distante.
En el silencio las amadas voces
renuevan dulcemente sus palabras
y los muros custodian el rumor infinito
de los ausentes pasos.
Los labios que antes fueran
sitio de amor en las calladas tardes
aprenden la grandeza
de la canción rebelde y angustiada.
Hay un viento en suspenso sobre los altos árboles,
un repique de lluvia
sobre ruinas oscuras y humeantes,
un gesto en cada rostro
que dice de amargura y vencimiento.


Sigue un lento caer de horas inútiles,
desprendidas del tiempo,
y más allá de todo lo que formaba
el círculo pequeñito del mundo,
"aquel mundo cerrado, con sus vagas estrellas
y su bruma de sueño",
despierta inmensamente la herida voz del hombre
poblador de la tierra.
Antes estaban lejos, casi desconocidos,
el combate y el trueno.
Ahora corre la sangre por los cauces iguales
del odio y la esperanza,
sin que nada detenga la invasora corriente
de las fuerzas eternas.

Maruja Vieira

martes, 29 de julio de 2014

Para calentarse las manos



















Para calentarse las manos
en el brasero que brilla
al otro lado
de la mesa,

los cosmonautas
proyectarían
un viaje alrededor
del universo.

Nosotros descorremos la cortina
y las galaxias todavía sin nombre
andan danzando
con nosotros.

Desiderio Macías Silva

miércoles, 23 de julio de 2014

LA FELICIDAD DE ESTAR SOLA



Me rodearé de silencio
y florecerán en mí voces.
Me cerraré
y habrá más lugar en mí.
Como los pechos libres de corpiño
se me airearán
mis ideas y las ajenas.
Naceré bajo mi propia mirada
estallaré en mí
como una ramificación.
Me alejaré de todo
y todo entrará en mí.
Veré la existencia y su relieve
y la sombra que arroja
ese relieve.
Veré cada verdad,
como recién lavada.
La soledad me dará a mí misma
y al mundo.

Ana Swirszczynska

domingo, 20 de julio de 2014

Arte poética


"Si el poema no sirve para imponer al nombre de las cosas
otro nombre y a su silencio otro silencio,
si no sirve para hender el día
en dos mitades como otros dos días relucientes
y para decir a cada uno
lo que cada uno quiere o necesita
o no se ha dicho nunca a sí mismo.

Si el poema no sirve para que el amigo o la amiga
entren en él como en un amplio recinto
y se sienten a conversar largamente con un vaso
de vino en la mano
sobre las raíces del tiempo o el sabor del coraje
o de lo que tardan en llegar este año los fríos.

Si el poema no sirve para quitarle el sueño a un canalla
o ayudar a dormir al inocente,
si es inútil para el deseo y el asombro,
para la memoria o el olvido.

Si el poema no sirve para hacer del que escucha
un fanático
que el poeta se calle."

Alberto Vanasco.

sábado, 12 de julio de 2014

Poema íntimo





























Si solamente tengo palabras y palabras
para decir mi angustia, mi sed de eternidad,
y las palabras son espejos desolados
que sus aguas no pueden la imagen reflejar.

Si en mis entrañas siento el vivo calosfrío
del misterio de Dios, que quisiera expresar,
pero al querer hacerlo me fallan las palabras
porque la idea no cabe y las hace estallar.

¿Con qué pintar la espera que nace de mi sangre,
la voz que me circula, mi lejano mirar,
si las palabras son instantes de agonía
que en ecos se transforman, y mueren al azar?

¿Con qué grabar la línea del cuerpo imaginado,
lo que sin ojos veo en mi ausencia carnal,
si las palabras son corolas de vacío
que al caerles mis sueños, no los pueden guardar?

¿Con qué grabar la línea del cuerpo imaginado,
las heridas de aroma que me deja el amor,
si las palabras son cadáveres errantes
y es imposible darles un nuevo corazón?

Si pudiera -no quiero- desterrar de mí mismo
este afán indomable de querer explicar
los estremecimientos del infierno secreto,
que no cesa un instante de crecer y de dudar...

Si pudiera -no quiero- asfixiar la locura
que vuela sin sosiego tratando de encontrar
el lenguaje preciso, capaz de dar idea
de lo que ante el misterio me atrevo a imaginar...

Mas tengo por la fuerza que sentir lo que siento,
que sufrirlo en silencio y al exterior callar.
Poeta sin palabras, ¡qué terrible tormento!,
mi voz impronunciada me tiene que matar.


Elías Nandino

miércoles, 9 de julio de 2014

Elegías del amado fantasma







PRIMERA ELEGÍA


I

Inclinada, en tu orilla, siento como te alejas.
Trémula como un sauce contemplo tu corriente
formada de cristales transparentes y fríos.
Huyen contigo todas las nítidas imágenes,
el hondo y alto cielo,
los astros inventados, la vehemencia
ingrávida del canto.

Con un afán inútil mis ramas se despliegan,
se tienden como brazos en el aire
y quieren prolongarse en bandadas de pájaros
para seguirte adonde va tu cauce.

Eres lo que se mueve, el ansia que camina,
la luz desenvolviéndose, la voz que se desata.

Yo soy sólo la asfixia quieta de las raíces
hundidas en la tierra tenebrosa y compacta.


II

Allá está el mar que no reposa nunca.

Allá el barco y la vela infatigable,
los breves edificios de la espuma,
las olas retumbando y persiguiéndose.
Allá, en los arrecifes, las sirenas
con el cabello y la canción flotantes
en lúcidos pendones musicales.


III

Yo quedaré dormida como el árbol
al que no abrazan hiedras de amorosa frescura,
ni corona los nidos
ni rasgan su corteza verdes retoños tiernos.
Y estaré ciega, ciega para siempre
frente al escombro de un espejo roto.

Si alguna vez me inclino como ahora
con un además trémulo de sauce
habrá de ser para asomarme en vano
al opaco arenal que abandonaste.




SEGUNDA ELEGÍA

I

Convaleciente de tu amor y débil
como el que ha aposentado largamente en sí mismo
agonías y fiebres,
salgo, purificada y tambaleante,
al reclamo de calles y de patios.
¡Qué algarabía de ruidos confusos y de olores
mezclado! ¡Qué agresivo
desorden de colores esparcidos!

Con los cinco sentidos sellados yo recibo
en mansedumbre el sol sobre mi espalda.

Las hormigas circulan a mis plantas.

Si alguien me sacudiera despertara
en un extraño mundo, frágil y húmedo,
como bañado en lágrimas.


II

No es en el costado la herida, ni en las sienes.
Las manos palparían sin hallarla
y el que escuche las quejas atiende señas falsas
y confía en palabras inexactas.
No es siquiera una herida. Es el cimiento
roído de gusanos, la escalera
incompleta y las aguas estancadas.


III

Arrullo mi dolor como una madre a su hijo
o me refugio en él como el hijo en su madre
alternativamente poseedora y poseída.
No supe aquella tarde
que cuando yo decía adiós tú decías muerte.

Ahora no es posible saber nada.

Para dejar caer, rendida, mi cabeza
busco una piedra lisa por almohada.
No pido más que un limbo de soledad y hastío
que albergue mi ternura derrotada.



TERCERA ELEGÍA



I

Como la cera blanda, consumida
por una llama pálida, mis días
se consumen ardiendo en tu recuerdo.
Apenas iluminas el túnel de silencio
y el espanto impreciso
hacia el que paso a paso voy entrando.

Algo vibra en mi ser que aún protesta
contra el alud de olvido
que arrastra en pos de sí a todas las cosas.
¡Ah, si pudiera entonces crecer y levantarme,
alumbrar como lámpara
alimentada de tu vivo aceite
en una hoguera poderosa y clara!

Pero ya nada alcanza a rescatarme
de la tristeza inerte que me apaga.

Grandes espacios ciernen finas nieblas
entre tu rostro y los que aquí te borran.
Tu voz es casi un eco
y lejos resplandece tu mirada.


II

Como queriendo sorprender tu ausencia
desnuda, abro las puertas de improviso
y acecho las ventanas entornadas.

Encuentro las estancias desiertas y sombrías
donde el vacío congela sus perfiles
ciñéndose a la línea de tu cuerpo.

Es como una profunda y simple copa
para beber la integridad del llanto.


III

Tal vez no estés aquí dominando mis ojos,
dirigiendo mi sangre, trabajando en mis células,
galvanizando el pulso de tinieblas.

Tal vez no sea mi pecho la cripta que te guarda.

Pero yo no sería si no fuera
este castillo en ruinas que ronda tus fantasmas.