Cuando estaba en segundo semestre de la carrera en Letras Hispánicas, murió Tomás Segovia, un compañero de noveno semestre, en ese entonces, hizo una lectura en honor a Segovia, la imagen de los pezones erectos como alfileres fue algo que se me prendió a la memoria, de tan fuerte, de tanta poesía. No obstante, nunca busqué el poema como tal, hasta hoy.
Me limito a compartir el fragmento con la misma imagen que me ha hecho volver a este poema.
besaré tus pechos globos de ternura
besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalecencia
más verdaderos que el rayo y que la soledad
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el sol en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse