martes, 25 de octubre de 2011
sábado, 15 de octubre de 2011
Elegía a un amigo muerto por el virus del sida
Te fuiste hermano
-buceador de destinos-
sin darte tregua,
hacia la libertad definitiva.
Te traicionó la vida
y bien dijo Cernuda:
no es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.
Te traicionó la muerte
con el calor del alba,
quebró tu voz el MONSTRUO
-terrible, irremediable-
pero tu corazón es batalla
y relámpago,
es justicia y futuro...
Tu lucha sigue abierta
compañero
aunque ese RETROVIRUS asesino
-descomedido terror del siglo XX-
haya enmudecido tu esperanza
que vivirá en los espejos
para siempre
y en los anales de la piedad humana.
Rubinstein Moreira
-buceador de destinos-
sin darte tregua,
hacia la libertad definitiva.
Te traicionó la vida
y bien dijo Cernuda:
no es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.
Te traicionó la muerte
con el calor del alba,
quebró tu voz el MONSTRUO
-terrible, irremediable-
pero tu corazón es batalla
y relámpago,
es justicia y futuro...
Tu lucha sigue abierta
compañero
aunque ese RETROVIRUS asesino
-descomedido terror del siglo XX-
haya enmudecido tu esperanza
que vivirá en los espejos
para siempre
y en los anales de la piedad humana.
Rubinstein Moreira
domingo, 9 de octubre de 2011
Juul
Juul tenía rizos, rizos rojos como hilos de cobre, eso gritaban todos: ¡hilos de cobre! ¡Tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja! Un día Juul cogió unas tijeras y rizo a rizo se los cortó. Juul tenía la cabeza pelada, y todos le decían: ¡bola de billar! ¡Cara de huevo! Por eso se puso una gorra. Al no tener pelo, la gorra le caía encima de las orejas y estas se le salían un poco, ¡orejas de soplillo! ¡dumbo! ¡Echa a volar! Eso le hubiese gustado a Juul, volar muy lejos de allí.
De dos rabiosos tirones Juul se arrancó las orejas. Como no tenía orejas el gorro se le caía encima de los ojos impidiéndole ver bien, y empezó a chocarse contra las paredes, contra los otros chicos, contra las sillas. Juul veía estrellitas, y empezó a bizquear y los niños empezaron a gritarle: ¡bizco! ¡Cegato! ¡Juul es un cegato! Juul cerró fuertemente los ojos hasta que se les salieron de las orbitas, cayeron al suelo como dos canicas calientes, pero no botaron. Tenía tanto, pero tantísimo dolor que apenas podía pronunciar ninguna palabra, gemía, babeaba y balbuceaba mientras los otros le decían: ¡tartaja! ¡baboso! ¡Ja, ja, ja, mira Juul no sabe hablar! Juul metió su lengua en un enchufe de la luz, se quemó media boca, y su lengua desapareció.
De dos rabiosos tirones Juul se arrancó las orejas. Como no tenía orejas el gorro se le caía encima de los ojos impidiéndole ver bien, y empezó a chocarse contra las paredes, contra los otros chicos, contra las sillas. Juul veía estrellitas, y empezó a bizquear y los niños empezaron a gritarle: ¡bizco! ¡Cegato! ¡Juul es un cegato! Juul cerró fuertemente los ojos hasta que se les salieron de las orbitas, cayeron al suelo como dos canicas calientes, pero no botaron. Tenía tanto, pero tantísimo dolor que apenas podía pronunciar ninguna palabra, gemía, babeaba y balbuceaba mientras los otros le decían: ¡tartaja! ¡baboso! ¡Ja, ja, ja, mira Juul no sabe hablar! Juul metió su lengua en un enchufe de la luz, se quemó media boca, y su lengua desapareció.
El dolor era tan insoportable, que Juul apenas podía caminar, las piernas se le torcían y le fallaban, y los chavales le decían: ¡He, Juul el patizambo! ¡Juul piernas torcidas! Juul se fue al tren, puso las piernas sobre las vías, cuando este pasó dejó tras di si un largo reguero rojo.
Alguien encontró a Juul, alguien lo puso en una silla de ruedas, y mientras Juul empujaba y empujaba para escapar, los niños lo seguían gritándole ¡Juul el ruedas! ¡Juul el ruedas!, cuando le dieron caza le mancharon de porquerías las ruedas, ahí donde el tenia que agarrarse para escapar. De la rabia que le dio metió sus manos en agua hirviendo, para tenerlas siempre limpias, pero estaba tan caliente, que se quemó, y le salieron ampollas y llagas que le supuraban. El médico mando amputar, y los chicos le decían ¡brazos de salchicha! ¡Desgraciado! Juul se hizo llevar al zoo, a la jaula de los leones, metió los brazos por los barrotes y un león, se los comió. Juul sólo era cabeza y torso y los niños decían ¡qué pena de torso! ¡Si no lo tuviese podríamos jugar al futbol con su cabeza!, así que entre todos tiraron hasta que le separaron la cabeza del tronco. Pero resultó que la cabeza, aunque se podía chutar, no botaba bien, y los niños cansados, dejaron a Juul abandonado en la zona de penalti. Alguien pasó por allí, lo recogió, le dio de comer y lo mimó, le puso un lápiz en la boca y un papel y le preguntó-¿Pero, qué te ha pasado?, a lo que Juul contestó:
Yo tenía rizos rojos, como hilo de cobre
eso me gritaban todos ¡hilo de cobre!
¡Tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja!
Por eso rizo a rizo, me los corté…
Gregie de Maeyer
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