sábado, 15 de octubre de 2011

Elegía a un amigo muerto por el virus del sida

Te fuiste hermano
-buceador de destinos-
sin darte tregua,
hacia la libertad definitiva.

Te traicionó la vida
y bien dijo Cernuda:
no es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.
Te traicionó la muerte
con el calor del alba,
quebró tu voz el MONSTRUO
-terrible, irremediable-
pero tu corazón es batalla
y relámpago,
es justicia y futuro...

Tu lucha sigue abierta
compañero
aunque ese RETROVIRUS asesino
-descomedido terror del siglo XX-
haya enmudecido tu esperanza
que vivirá en los espejos
para siempre
y en los anales de la piedad humana.

Rubinstein Moreira

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