sábado, 5 de octubre de 2013

Un poema de Jean Portante

Nada está destruido 
Reloj blando, Dalí, 1954.
ni el viejo reloj suspendido en el cielo, 
ni las horas que llueven arriba de los techos.
El tiempo como todo lo demás
se evapora y se condensa, 
y los animales negros que a golpes
se posan sobre los muros
no han ido en vano al laboratorio.

Hoy es un día irreparable.
Vamos al mercado como vamos a la iglesia.
Nos veo aburridos frente a la eternidad.
Lloramos un poco para hacer penitencia,
mentimos también y todo retoma su curso.
¿Por qué caminar sobre el agua 
cuando podemos hacerlo allí?
¿Y por qué decir no, 
cuando sí es una bola de cristal?

Point, Jean Portante

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