sábado, 27 de febrero de 2016
Marzo y otros poemas de Rafael Solana
MARZO
Polvo somos, y en polvo convertirnos
debemos, sí, sin duda: pero...¿cuándo?
¿cuál será la señal?, ¿qué va a decirnos
que ya esa conversión se está operando?
Nuestras venas, quizás, van a advertirnos;
son como ríos que se irán secando,
volviéndose de lodo; sin pedirnos
la venia, en torno todo irán matando.
Todavía están verdes estos sauces
que alimentan sus lágrimas serenas
bebiendo en la corriente de mis venas;
todavía va sangre por sus cauces,
y mientras van ganando las arenas,
más en su fondo, se las ve más llenas.
POR SU BELLEZA, por su sombra,
por mirara el color de su presencia
y apoyarme en su alterna permanencia
de vede techo y dorada alfombra,
el árbol cultivé que no se nombra;
se transformó su cuerpo en transparencia,
sus hojas y sus frutos, en ausencia.,
en un charco de luz su fresca sombra.
Su tronco convirtióse en luz del día,
su copa se volvió el azul del cielo
y el aire devoró todas sus flores;
fue pura nada, pura poesía
lo que cuidé y regué con mi desvelo.
Recoge sueños el que siembra amores.
ARGEL, MAYO DE 1939
A Octavio Paz
La arquitectura de la noche es ciega
y perfecta, por amplia y por dispersa.
Todo es ella, y en ella, y a ella corre todo,
y ella es siempre la misma, con los brazos abiertos.
Cada boca madura una manzana,
en cada muslo hay un faisán dormido,
todas las manos tienen seda y nardos
y un callado aceite de olor corre por todas las
[cabelleras.
La noche se levanta gigantesca,
muda, redonda, sensualmente ataviada.
Cada rosa declara una promesa
y cada estrella confiesa una palabra,
los ojos se desnudan de secretos
y las manos se irisan de inminentes duraznos.
Quien levanta los ojos
sólo encuentra consejos en la noche estrellada;
quien se lleve las manos al pecho
sorprenderá de pájaros la sangre alborozada.
Pero la noche se repite siempre
y es cada vez más clara,
y aunque nos falten pecho, manos, boca,
siempre hay un cesto lleno de manzanas,
y hay un jardín de pájaros cantores,
y hay un vuelo de música en el aire
y en las fuentes un cauce de palabras,
y en las rosas un rubor insatisfecho...
Siempre hay un beso más, que no hemos dado,
y hay una estrella más, cuyo nombre no conocemos.
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Es todo un artista de las letras Don Rafael Solana...
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