Acaso tenga yo tu corazón ahora con la lluvia,
acaso dentro mío no seas sino un aire que llega con mi propia voz y te recuerda,
algo que de mí mismo se prolonga en la tierra todavía,
un gesto que se hace sombra, un olvido arenoso.
algo que de mí mismo se prolonga en la tierra todavía,
un gesto que se hace sombra, un olvido arenoso.
Porque aún quedan cosas y cosas por las que estás volviendo.
Está un jardín con flores recién naciendo
y frutos que caen sordamente a la tierra,
y en el jardín, prendida entre los árboles como una telaraña gastándose
tu mirada en remanso.
Está un jardín con flores recién naciendo
y frutos que caen sordamente a la tierra,
y en el jardín, prendida entre los árboles como una telaraña gastándose
tu mirada en remanso.
Queda también la sombra de la madre aposentándose cansada
sobre todas las cosas que han rozado tus ojos
y queda tristísima y amarilla una tarde cayendo entre las plantas
con pájaros perdidos en el cielo.
sobre todas las cosas que han rozado tus ojos
y queda tristísima y amarilla una tarde cayendo entre las plantas
con pájaros perdidos en el cielo.
Yo podría preguntarte de las horas que se espesaban en tí como en un pozo,
de lo que ibas dejando en los amigos,
de aquello que les dabas
cuando en las noches el vino se bebían en lentitud risueña
y por su veta ardida los pescadores,
quemando los inviernos
subían a la fábula y a su río celeste.
de lo que ibas dejando en los amigos,
de aquello que les dabas
cuando en las noches el vino se bebían en lentitud risueña
y por su veta ardida los pescadores,
quemando los inviernos
subían a la fábula y a su río celeste.
Porque en todo ello estabas. De sueño en sueño andabas.
De viaje en viaje sin emprenderlos nunca
pero volviendo de ellos.
Más allá de tus ojos, todo era claro para tu corazón
y la bondad se dejaba estar en tus ojos, silenciosa, como una rosa en una mano.
De viaje en viaje sin emprenderlos nunca
pero volviendo de ellos.
Más allá de tus ojos, todo era claro para tu corazón
y la bondad se dejaba estar en tus ojos, silenciosa, como una rosa en una mano.
Ahora que estoy solo iré a buscarte en la noche que te pertenecía
como una amante inolvidable,
iré borrando huellas por los caminos verdes de la infancia
cuando el verano se derrumbaba sobre los niños de los ríos
y los enjoyelaba de bejucos morados
¿Por dónde iré, yo digo, sin hallarte?
En las granadas de la estación, abiertas, he de encontrar tu risa temerosa;
En algún carnaval polvoriento me ofrecerás un vaso de chicha;
en algún pueblo solo, junto al río, vendrás cavando las barrancas húmedas
buscando carne para las pescas largas llenas de vino y de silencio.
como una amante inolvidable,
iré borrando huellas por los caminos verdes de la infancia
cuando el verano se derrumbaba sobre los niños de los ríos
y los enjoyelaba de bejucos morados
¿Por dónde iré, yo digo, sin hallarte?
En las granadas de la estación, abiertas, he de encontrar tu risa temerosa;
En algún carnaval polvoriento me ofrecerás un vaso de chicha;
en algún pueblo solo, junto al río, vendrás cavando las barrancas húmedas
buscando carne para las pescas largas llenas de vino y de silencio.
Yo sé que he de encontrarte, ya niño distraído,
de cara al cielo de la siesta,
viendo pasar los animales del firmamento y de la tierra
y que han de tropezar mis manos con las tuyas en el fondo del río
como dos ciegos que se buscan lejos de toda luz.
De boca en boca nos hallaremos en viejos años nuevos
con la copa en la mano y una corbata nueva,
tratando avergonzados de abrazarnos como dos extranjeros.
de cara al cielo de la siesta,
viendo pasar los animales del firmamento y de la tierra
y que han de tropezar mis manos con las tuyas en el fondo del río
como dos ciegos que se buscan lejos de toda luz.
De boca en boca nos hallaremos en viejos años nuevos
con la copa en la mano y una corbata nueva,
tratando avergonzados de abrazarnos como dos extranjeros.
Sí. Yo sé que todo esto que me pasa me volverá a ocurrir
porque esta voz que tengo a veces me sale con tu voz, y eres yo mismo.
Porque esta mano que te escribe es tu mano, y tu sangre es lo que va en mis venas.
Porque este pelo y estos arrebatos son tuyos y hasta es mía tu ropa.
Y míos son tus huesos, y mío tu cansancio y tu dolor es mío
Porque todo es como una palabra que no sale nunca y se muere en la boca para siempre.
porque esta voz que tengo a veces me sale con tu voz, y eres yo mismo.
Porque esta mano que te escribe es tu mano, y tu sangre es lo que va en mis venas.
Porque este pelo y estos arrebatos son tuyos y hasta es mía tu ropa.
Y míos son tus huesos, y mío tu cansancio y tu dolor es mío
Porque todo es como una palabra que no sale nunca y se muere en la boca para siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario