I
Niño jaguar.
Serpiente.
Fauces abiertas,
ojo que se agranda.
Tu pupila devora el cielo:
noche llena de ojos.
El río lleva caracoles
que en la roca se prenden
-turquesas bajo el agua.
La arena sella sus secretos.
Entre la piedra, arañas.
Abejas hacinadas sobre las floraciones
en el limo.
Noche adonde bajan a beber los tigres
silenciosos como crecidas súbitas.
Niño jaguar,
en tus ojos se entrecierra la noche.
Te duermes
cuando el sol dispara sus flechas
entre las copas de los hules
y enciende el pelaje de los monos.
III
Hombre jaguar,
muchacho,
boca esculpida.
Me acechas en el día,
me alcanzas.
Tus dientes parejitos.
Tus manos-
desatan mi vestido.
Ojos de jaguar,
lumbre amarilla.
En todos lados apareces.
Sales bajo tierra.
Hurtas de los Señores de la Noche
las garras,
los colmillos.
Eres sol en lo oscuro.
Eres guerrero,
tú peleas.
Manchada de estrellas queda tu piel;
tus brazos,
color cinabrio.
Por la noche me llevas.
Vamos siguiendo huellas
no sabemos ni a dónde.
Corres como sereque,
oyes como venado,
hueles el aire,
narices de jaguar.
Frente amarilla.
Soy la oscuridad donde apareces.
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