lunes, 11 de junio de 2018

Teoría de la mujer enferma de Johanna Hedva



Mujer enferma es una identidad y un cuerpo que puede pertenecer a cualquiera a quien se le haya negado el privilegio de la existencia (o se le haya prometido con un optimismo cruel una existencia así) de los hombres blancos, heterosexuales, sanos, neurotípicos, de clase media-alta, cis y capaces, que viven en países ricos, que nunca han tenido un seguro de salud, y cuya importancia para la sociedad es reconocida y explícita por esa misma sociedad. Cuya importancia y cuidado dominan esa sociedad, a expensas de y silenciando a todos los demás.

Mujer enferma es cualquiera que no tenga esa garantía de cuidado. A la mujer enferma se le dice que para esta sociedad, su cuidado, incluso su supervivencia, no importa.

Las mujeres enfermas son todos cuerpos disfuncionales, peligrosos y en peligro, que se han portado mal, son locos, incurables, traumatizados, desordenados, enfermos, crónicos, imposibles de asegurar, miserables, indeseables, disfuncionales en su conjunto, que pertenecen a mujeres, personas de color, pobres, enfermos, personas neuroatípicas, de capacidades diferentes, queer, trans y de género fluído, que históricamente han sido patologizadas, hospitalizadas, institucionalizadas, violentadas, consideradas inmanejables y, por lo tanto, culturalmente ilegítimas y políticamente invisibles.

Mujer enferma es una mujer trans negra que tiene ataques de pánico mientras usa un baño público, con miedo de la violencia que la aguarda. Mujer enferma es la hija de unos padres cuyas historias indígenas han sido borradas, que sufre el trauma de generaciones de colonización y violencia. Mujer enferma es una persona sin hogar con cualquier tipo de enfermedad y sin derecho a tratamiento, cuyo único acceso a la atención en salud mental es una estancia de 72 horas en el hospital del condado.

Mujer enferma es una mujer negra mentalmente enferma cuya familia llamó a la policía para pedir ayuda porque estaba sufriendo un episodio, y que fue asesinada bajo custodia policial, y cuya historia fue negada por todos los que operan bajo la supremacía blanca. Su nombre es Tanesha Anderson.

Mujer enferma es un hombre gay de 50 años que fue violado cuando era adolescente y ha permanecido callado y avergonzado, creyendo que los hombres no pueden ser violados.

Mujer enferma es una persona discapacitada que no pudo ir a una conferencia sobre los derechos de las personas con discapacidad porque se organizó en un lugar no accesible.

Mujer enferma es una mujer blanca con una enfermedad crónica enraizada en un trauma sexual que debe tomar analgésicos para levantarse de la cama.

Mujer enferma es un hombre heterosexual con depresión que ha sido medicado desde la adolescencia y ahora tiene dificultades para trabajar las sesenta horas semanales que su trabajo exige.

Mujer enferma es alguien a diagnosticado de una enfermedad crónica cuyos familiares y amigos continuamente le dicen que debería hacer más ejercicio.

Mujer enferma es una mujer queer de color cuyo activismo, intelecto, ira y depresión son vistos por la sociedad blanca como atributos indeseables de su personalidad.

Mujer enferma es un hombre negro asesinado bajo custodia policial, del que oficialmente se dice que se rompió la espina dorsal. Su nombre es Freddie Gray.

Mujer enferma es una veterana que sufre trastorno de estrés postraumático y que está durante meses en la lista de espera para ser atendida por un médico del ejército. Mujer enferma es una madre soltera, inmigrante ilegal, que alterna tres trabajos para dar de comer a su familia y que siente que cada vez es más difícil respirar.

Etcétera, etcétera.

En la Teoría de la Mujer Enferma, el binarismo que ha de ser abolido es el de “enfermo” y “bien”. La enfermedad, tal como se contempla en el discurso actual, está definida por la máxima capitalista de ser incapaz de trabajar. Un cuerpo enfermo es un cuerpo que no puede trabajar. Si no puedes funcionar en la sociedad en términos de empleo, dinero, valor y producción, entonces estás enfermo. Tu cuerpo no funciona bien.

jueves, 7 de junio de 2018

El cuerpo paciente de Leonor Silvestri

Mariana Rodrigues

1/5/14


El cuerpo paciente está siempre a disposición. Entran, salen, colocan. Imposible organizar una suerte

de rutina con horarios, aunque de algún modo en la detención, la hay. De acuerdo a lo que otros 

dictaminan o les conviene, el cuerpo es examinado, palpado, pinchado, visitado. El cuerpo paciente 

está a disposición del control, tendido en una cama. Duermo al lado de una luz de una bomba con 

una luz iridiscente que hace una pequeña y sutil música que jamás se detiene, o apaga. Como una 

sirena, vela mi sueño. El cuerpo paciente está echado a la espera, aguarda que le toque y le manipule 

esta medicina humanizada. El cuerpo paciente sin rutina, sin intimidad, cuerpo en expuesto y 

dispuesto al control, al cual se le llama cuidado. El descanso y la soledad se hace inhallable al cuerpo 

paciente. El cuerpo paciente pierde así su sensualidad.


En el cuerpo paciente se replican estas lógicas incluso por los no médicos ni así llamados 

profesionales de la salud. La gente comienza a dejar aguardando al cuerpo paciente por 40 minutos o 

más, total, el cuerpo paciente carece de poder de decisión y no tiene adonde ir. Su fatum es esperar 

en calma. El cuerpo paciente debe atender el teléfono, responder el mensaje, aceptar el llamado en 

casi cualquier horario que el cuerpo no paciente se haga el tiempo y el lugar para incordiarlo. El 

cuerpo paciente no debe sentir ninguna desasón frente a esto, por el contrario, el cuerpo paciente 

debe seguir sin sus horarios, expurgado de toda potencia vital, porque estar enfermo en una cama es 

aceptar a los demás resignadamente. El cuerpo paciente no tiene exterior, no está en una esquina, se 

puede operar sobre él. Detenido en su cama, quien visita, soberanamente, comienza a decidir por el 

cuerpo paciente, cómos y cuándos, el cuerpo paciente debe y tiene la obligación de alegrarse así. Se 

le comienza a inflingir al cuerpo paciente la tiranía de los normales que se trasladan y tienen que 

hacer. El cuerpo paciente es el ama de casa de la dictadura de quienes producen normalidad y 

sanidad. El cuerpo paciente, total, no hace nada, nada más que estar enfermo, sanándose. Ergo, el 

cuerpo paciente tiene que aceptar, de buen grado, lo que se le da, cómo y cuándo. Agradecido y 

servil debe someterse a la caridad de los prolíficos que deciden los horarios de la visita y la amistad 

sin consenso. El cuerpo paciente, poco a poco, se vuelve no cuerpo.



Fragmento de Games of Crohn, Diario de una internación de Leonor Silvestri.

Más de Leonor Silvestri: aquí.


Más de Mariana Rodrigues: aquí.

viernes, 1 de junio de 2018

Últimos poemas de Osip Mandelshtam

Nicolai Fenchi

Si nuestros antagonistas me llevan
Y la gente deja de hablar conmigo;
Si confiscan el mundo entero-
El derecho de respirar y abrir puertas
Y afirman que la existencia existirá
Y que la gente, como un juez, juzgará;
Si se atreven a conservarme como a un animal
Y arrojan mi comida sobre el piso-
No caeré en el silencio ni mitigaré la agonía,
Sino que escribiré lo que soy libre de escribir,
Y unciendo diez bueyes a mi voz
Moveré mi mano en la oscuridad como un arado
Y caeré con todo el peso de la cosecha...



Ah cuánto me gustaría-
Sin ser visto por nadie-
Remontarme detrás de la luz,
Para desaparecer por completo.

Pero tú, circúndate de luz-
no hay otro rapto, ningún otro trance.
Y aprende de las estrellas
De qué se trata lo de la luz.

Tú, a quien deseo deleitar-
Esto es un susurro:
En un arrullo,
Pequeña, te entrego a la luz.

Deberá ser una flecha de luz,
Cuando los murmullos-
El balbuceo de los enamorados-
La encienda, ardiendo iluminada.
Tomados del blog Idiomas Olvidados.