Si el corazón se nubla el corazón
La amapola de carne que adormece
Nuestra vida el brillo del dolor arroja
El cerebro en la sombra y riñones
Hígado intestinos y hasta los mismos labios
La nariz y las orejas se oscurecen
Los pies se vuelven esclavos
De las manos y los ojos se humedecen
El cuerpo entero padece
De una antigua enfermedad violeta
Cuyo nombre es melancolía y cuyo emblema
Es una silla vacía.
Cuento los dedos de mis manos y mies pies
Como si fueran uvas o cerezas y los sumo
A mis pesares. Multiplico lágrimas humores
Minuciosas gotas de saliva
En estalactitas tibias y plateadas
Divido uñas y quejidos agrego dientes
Sinsabores luminosos segmentos de alegría
Entre murallas de cabellos y corolas
Que sonríen y que duelen. Todo dispuesto
En cúpulas sombrías en palpitantes atados
De costillas quebradas como si fuera un ciervo
Un animal acorralado y sin caricias
En un círculo de huesos
Y latidos.
Cuerpo en exilio
Tropezando con mis brazos
Mi nariz y mis orejas sigo adelante
Caminando con el páncreas y a veces
Hasta con los pies. Me sale luz de las solapas
Me duele la bragueta y el mundo entero
En una esfera de plomo que me aplasta el corazón
No tengo patria ni corbata
Vivo de espaldas a los astros
Las personas y las cosas me dan miedo
Tan sólo escucho el sonido
De un saxofón hundido entre mis huesos
Los tambores silenciosos de mi sexo
Y mi cabeza. Siempre rodeado de espuma
Siempre luchando
Con mis intestinos y mi tristeza
Mi pantalón y mi camisa.
Completamente azul y despeinado
El corazón y la cabeza entre las nubes
Heme sin mejilla y sin mirada
Con un rayo de luna en el bolsillo
Para vivir
Uso una máscara de carne y hueso
Un cigarrillo y luego una sonrisa
O primero una sonrisa y luego un cigarrillo
Posiblemente encendido
Visto saco y pantalón planchado
Frecuento hoteles amarillos
Nadie me espera ni me conoce ni me mira
Mi cuerpo es humo materia indiferente
Que brilla brilla brilla
Y nunca es nada.
Cuerpo pasajero
Sentado en una silla
Con los ojos y las manos en pantalla
Veo pasar el río de mi sangre
Hacia la muerte
Venas cartílagos y nervios
Resplandecen tiernamente cuando duermo
Y nada me vuelve más dichoso
Que el fulgor de las estrellas
Encerrado en mis arterias
Pero nada me vuelve más sombrío
Que la luz de un cigarrillo
Cuando pienso en el futuro
Y un remolino de ceniza
Bruscamente desbarata mi sonrisa
Y mi pasado.
Último cuerpo
Cuando el momento llega y llega
Cada día el momento de sentarse humildemente
A defecar y una parte inútil de nosotros
Vuelve a la tierra
Todo parece más sencillo y más cercano
Y hasta la misma luz de la luna
Es un anillo de oro
Que atraviesa el comedor y la cocina
Las estrellas se reúnen en el vientre
Y ya no duelen sino brillan simplemente
Los intestinos vuelven al abismo azul
En donde yacen los caballos
Y el tambor de nuestra infancia.
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