martes, 20 de junio de 2017

Poemazol de Xitlalitl Rodríguez Mendoza




Esta mañana
antes de ir al trabajo
fui a la Súper
Farmacia de Dios,
donde además de medicinas
venden recetas.

La doctora, una década
menor que yo,
me habla de usted
pero dice que los pacientes somos
como niñitos
aprendiendo a caminar
y eso la pone en el papel
de mi madre.

Me regaña porque
no me gusta la fruta
y me hizo recordar
a María Auxiliadora,
muchas gracias,
bata blanca.

Me dice que no debo
ingerir
alcohol
grasa
legumbres
cucurbitáceas
ahora me
recuerda a
ese escritor
¿o era una oveja?
que ya en el
XIX las advertía.

Me pregunta si
manejo: no lo hago.
Entonces, dice,
no tengo nada
de qué preocuparme.

Mi diagnóstico es
gastritis
y una colitis
de miedo, eso
dice: de miedo.

En mi oficina
me advirtieron
que podrían correrme
si sigo llegando
tarde
pero no duermo
por pensar en que
otra vez
me quedaré
dormida y voy a retrasarme
y esa angustia me quita
el sueño y al día siguiente
no puedo despertar,
es así que llego
doblada de dolor
a la oficina.
Tarde, doc.

Ahora debo
dejar de comer
lo que me gusta y
mantenerme sana.

Salud para trabajar,
salud para pagarle,
salud para atender
las alertas de la Organización
Mundial de la Salud.

Y yo lo que quisiera
es que usted me ayudara
a morir, doc,
poco a poco,
a vivir
largamente,
vigilarme
hasta el paso angosto
de una vejez con mi
único objetivo profesional:
no pagar renta
ni cumplir con un horario
de oficina
y así tener tiempo
de ver crecer
helechos que
como yo
transportan en el aire
insectos metálicos
de esta ciudad ya extinta.

En pocas palabras, doctora,
sólo quisiera morir
sin preocuparme de
llevar ideas con punch
a la junta del siguiente lunes.



Tomado de la antología "Transfronterizas" 38 POETAS LATINOAMERICANAS.

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