martes, 27 de junio de 2017
Tres poemas de Goethe
UNO Y TODO
Por encontrar un mundo sin fronteras,
en que nada será nunca bastante,
lo limitado se disuelve a gusto;
en vez de vago anhelo, querer firme;
no un humilde pedir, sino un derecho;
entregarse a sí mismo es un placer.
Alma del mundo, ven a traspasarnos.
Que fundirse a tu espíritu abrazados
será nuestro ejercicio entero y alto.
Hacia ti se dirigen los mejores,
y hacia ti nos señalan los más sabios,
a ti que creas y recreas todo.
Y en este recrear lo ya creado,
para evitar que rígido se vuelva,
hay una eterna y viva actividad.
Lo que una vez no fue, ya existe ahora,
los claros soles, las vistosas tierras,
sin excepción ni trampa es esta ley.
Debemos, pues, obrar y transformarnos,
y, encontrada la forma, hay que cambiarla.
Que algo perdure es solo una apariencia,
porque lo eterno eternamente cambia.
Así, pues, en la nada todo cae,
pues todo por seguir siendo, suspira.
UN SENTIMIENTO HUMANO
Oh, dioses, grandes dioses
del alto firmamento.
Si nos diéseis aquí,
sobre esta dura tierra,
la firme voluntad
y el claro entendimiento,
tranquilos os dejáramos
disfrutando,
oh benditos
de vuestros anchos cielos.
NORMA DE VIDA
Si quieres ser feliz,
olvida lo pasado,
y si te ves desnudo
hazte de cuenta que acabas de nacer.
A cada nuevo día pregúntale qué quiere,
y cada nuevo día lo dirá.
Sean tus propios trabajos tu alegría,
y alégrate también con los de otros,
que el primer bien es no sentir envidia.
Y deja a Dios el resto.
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