Carmen Hui |
Ésta es la calle donde tu madre te dio a luz.
Ésta es la llave que perdiste en la nieve, y éste es el abrigo que usaste para buscarla.
Ésta es la manera en la que se ve el cielo desde un avión la mañana en que huiste de casa.
Éste es el lugar que pensabas nunca abandonar.
Éste es el sándwich que comiste en la escalinata de la iglesia, las migas que lanzaste a las palomas.
Ésta es la funda de almohada que tu cabello delinea.
Éste es el verano.
Éste es el continente que cruzaste, la carta que metiste a la lavadora por accidente, el cuchillo de cocina
que salpicaste de sangre cuando a solas cortabas una cebolla.
Éste es el asombro al reconocer a un amigo por su tos desde la otra habitación.
Esto, a pesar de que estés dormido, es un ratón bajo el piso de madera y la luz que se esparce por las
rendijas, y estas son las sombras sobre la columna de una espalda que se gira.
Esto es casi lo que quieres decir.
Esto es alguien que toca a Brahms bajo las escaleras, el vaso de agua que tiembla sobre el piano, se
derrama.
Esto es ira, clases de manejo, un año en tu vida; ésta es la parada de autobús, las sábanas, la onda de
calor; estos son los fuegos artificiales que viste desde lejos y que mudos se abrieron como flores en una
colina oscura.
Esto es la manera en que observas a la gente en el tren y la extrañas.
Esto es la fe que pones en el nudo de la cuerda
que estás escalando, y estos son tus dedos, calientes y despellejados.
Esto no es una excusa.
Esto es el océano dentro de una concha.
Esto es el océano.
Esto es, al parecer, a lo que hemos llegado.
Esto eres tú, si regresas.
Esto eres tú si no regresas.
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