Arely Jiménez
viernes, 2 de febrero de 2024
Canto irrevocable
Yo, que tengo una juventud llena de voces,
de relámpagos, de arterias vivas,
que acostado en mis músculos, atento a cómo corre y llora mi sangre,
a como se agolpan mis angustias
como mares amargos
o como espesas losas de desvelo,
oigo que se juntan todos los gritos
cual un bosque de estrechos corazones apretados;
oigo lo que decimos todavía hoy
todo lo que diremos aún,
de punta sobre nuestros graves latidos,
por boca de los árboles, por boca de la tierra.
Yo, que irrevocablemente sé de nuestra eternidad definitiva
de nuestra juventud de atentos sueños
y lágrimas despiertas;
de los tercos tambores tercamente sonando
que hay en nuestro oscuro fondo.
Que tengo un par de rotos ojos vivos,
mirando, aún no calcinados,
y unos brazos largos inmensos, eternos como piedras,
como piedras duras y varoniles y tristes.
Que con esos ojos abiertos y sufriendo
sé ver nuestra tierra por la sal blanqueada,
blanqueada por la amarga leche de los senos,
cómo se apaga con los huesos.
Y cómo se apaga y se seca de ceniza la sed
y se pudren las manos, y se curva el silencio.
Yo, que tengo un pobre e inútil corazón
para toda la tristeza
que dejo de sufrir a cualquier hora,
he visto a las madres arenosas y clavadas,
las madres de tezontle, las madres de piedra de metate,
llorando cuantas vivas de cal,
granos amargos,
gotas de plomo.
Lloran piedras de río
sentadas como viejas raíces,
las madres de tierra de la tierra.
He visto y llorado todo esto, yo.
Pero no he llorado todavía.
Hay un océano grande de tristeza.
Quisiera tener un corazón lleno de trigo
y mi pobre corazón es muy pequeño.
Hay que hacer un gran río del mundo,
juntar nuestros pulsos hasta formar un gran cielo.
Un cielo del que llovamos redivivos,
nuevos, virtuosamente limpios y dispuestos.
domingo, 25 de diciembre de 2022
Antes de navidad de Landis Everson
Casi llegaba el primer reno
enviado al polo norte en un vagón
desde Laponia
pero un juguete de un reno
llegó primero.
Un duende inventó el juguete por su cuenta.
Era el favorito de Santa. No sabía que los renos
ya existían.
Desanimado, el duende estuvo
a punto de destruirlo
pero apareció Santa envuelto por la nieve.
Le dijo: "Usaré un reno real para mi carruaje
siempre bajo el yugo del que tú creaste".
Esa noche los engranajes que hacían girar
el Polo se detuvieron y dieron la vuelta al otro lado.
Y así sería.
Mi amor es un juguete esperando
a que un reno me lleve consigo.
Poema original en inglés: Landis Everson
Traducción: Arely Jiménez
Ilustración: Arely Jiménez
sábado, 17 de diciembre de 2022
Violencia y metafísica de Derrida (fragmento)
domingo, 11 de diciembre de 2022
Oda al pene de Cristina Peri Rossi
No es posible tener muy buena opinión
de un órgano membranoso
que se pliega y se despliega
sin tener en cuenta
la voluntad de su dueño.
Que no responde con la razón
que hace el ridículo cuando menos lo esperas
o se pone soberbio
cuando habías decidido mostrarte tímido.
No es posible tener muy buena opinión
de los misiles
ni de los obeliscos de las ciudades
ni de las bombas testiculares.
No se puede estar muy orgulloso
de un órgano de requerimientos tan imperiosos
que obliga a ocultas manipulaciones
a solitarios deseos
o a rápidas penetraciones en turbios cuchitriles
pagando lo menos posible.
Sublímalo querido,
pinta cuadros
escribe libros
preséntate a diputado
escribe letras de rock
compra acciones en la bolsa
todo, todo, para olvidar
esa oprobiosa sumisión
a un órgano que no puedes gobernar,
que no controlas.
viernes, 29 de julio de 2022
Borges y el olvido
"El olvido es la única venganza y el único perdón"
SONETO INÉDITO, III
LÍMITES
jueves, 9 de junio de 2022
3 poemas de Blanca Varela
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.
DAMA DE BLANCO
el poema es mi cuerpo
esto la poesía
la carne fatigada
el sueño el sol
atravesando desiertos
los extremos del alma se tocan
y te recuerdo Dickinson
precioso suave fantasma
errando tiempo y distancia
en la boca del otro habitas
caes al aire eres el aire
que golpea con invisible sal
mi frente
los extremos del alma se tocan
se cierran se oye girar la tierra
ese ruido sin luz
arena ciega golpeándonos
así será ojos que fueron boca
que decía manos que se abren
y se cierran vacías
distante en tu ventana
ves al viento pasar
te ves pasar el rostro en llamas
póstuma estrella de verano
y caes hecha pájaro
hecha nieve en la fuente
en la tierra en el olvido
y vuelves con falso nombre de mujer
con tu ropa de invierno
con tu blanca ropa de
invierno
enlutado
CANTO VILLANO
y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato
observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla
hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío
rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas
tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
este hambre propio
existe
en la gana del alma
que es el cuerpo
es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne
mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos
lunes, 30 de mayo de 2022
Diez años escribiendo poesía
Mi primera invitación para colaborar en Circulo de Poesía, revista de renombre a nivel nacional en el ámbito poético, la recibí alrededor del 2013 o 2014. En ese momento rehice varias veces la selección, hasta que, probablemente, agoté la paciencia de quién me había invitado a publicar. Estaba muy insegura de mi voz poética porque recién la había encontrado, yo que me había decantado casi toda mi vida por la narrativa y aún hoy es uno de mis géneros preferidos para transmitir emociones complejas, situaciones complejas, angulosas y apabullantes que solo la riqueza de un narrador y los elementos narratológicos me permitirían transmitir a través de sus máscaras. Han pasado diez años de que escribí mi primer poemario, en aquel primer semestre del 2012, poco después de que mi padre había sido diagnosticado con un cáncer letal en sus músculos. Me recuerdo llorando en la biblioteca de la universidad. Me recuerdo leyendo a Dolores Castro, a Sabines.
Ese año fui seleccionada por la Fundación para las Letras Mexicanas en el género de cuento, y viajé a Xalapa dejando atrás a mi padre enfermo. En ese momento, él estaba orgulloso de mí, organizó mi viaje. Era la única persona de Aguascalientes que iba. Para ese entonces, solo tres personas habían ganado esa beca, contándome. Ahora me da gusto de ver a las nuevas generaciones de escritores en Aguascalientes asistiendo al curso nuevamente.
Después de estar en Estridentopolis, y gracias a las maravillosas clases de poesía que recibí allí, y de escuchar a un lado mío a Xel-Ha López leer un poema; regresé con un montón de poemas escritos a mi padre y su enfermedad, también a su inminente muerte. Ese montón de poemas se convertirían en un poemario llamado La noche es otra sombra, y que después del entierro de mi padre, de quedarnos sin recursos económicos en la familia, me daría una remuneración económica. Luego vendría más poesía, hasta que en octubre de 2014, me enteré de que estaba enferma de algo mortal. Mis riñones ya no funcionaban, les quedaba solo un 15% de su función.
Saberme enferma fue y es aún un proceso complicado. Las enfermedades crecen con nosotros y son nuestras compañeras. Siempre he sentido una conexión especial con mi padre desde que supe que también podía morir pronto, y al mismo tiempo me empapé de toda la poesía y literatura que encontré sobre el tema. Diez años de aprender y reaprender, de hacer la poesía mi proyecto espiritual, mi aliada para conversar con el mundo. Aprender a vivir sola, el primer gozo de la independencia, el dolor de perder catéteres y saberme cada día un poco más enferma, la primera vez que vi morir a mi lado a una paciente, mi máquina como una ballena, yo como una sirena dentro de la clinica, cada día reteniendo más agua o menos agua, domar mi sed. Han sido tantas cosas que he dejado plasmadas allí, la ruptura con mi actual expareja, la ruptura de mi primer novio de años, cosas que no pensé que fueran a darse en mi vida, en mi cuerpo, y a pesar del dolor que me provocaron, las agradezco. Tanta hermosa vida, a veces imagino que abro los clamps de mis catéteres y en vez de sangre solo saldrán palabras.
Esta vez nadie me invitó a publicar, gracias a la ayuda de un amigo, mandé mis textos a valoración. La selección fue hilada: la muerte de mi padre, Xalapa como un lugar que siempre me ha servido de centro del mundo, así como cierta estación lo era para Dalí, allí me pienso fuera y dentro de mí misma. Hace unas semanas rechacé una oferta laboral allá, porque sé que me voy a trasplantar en Aguascalientes y desde Aguascalientes. Todavía tengo muchos pendientes aquí, quiero pasar de sirena a mariposa pero con paciencia. Y finalmente, mi enfermedad, mi certeza de que saldré adelante.
Fue muy hermoso, estoy muy contenta. Les dejo el link por si gustan leer la selección. Gracias a la vida y a las personas en mi camino. Gracias a mi enfermedad, que ha sido y sigue siendo mi maestra.
Poesía mexicana: Arely Jiménez – Circulo de Poesía (circulodepoesia.com)
sábado, 28 de mayo de 2022
Mujeres poetas de la generación del 27: Carmen Conde y su poesía amorosa
HALLAZGO
Mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.
Alzaré los brazos y sostendré tu aire.
Podrás desceñir mi sueño
porque el cielo descansará en mi frente.
Afluentes de tus ríos serán mis ríos.
Navegaremos juntos, tú serás mi vela,
y yo te llevaré por mares escondidos.
¡Qué suprema efusión de geografías!
Tus manos sobre mis manos.
Tus ojos, aves de mi árbol,
en la yerba de mi cabeza.
Acércate.
Junto a la noche te espero.
Nádame.
Fuentes profundas y frías
avivan mi corriente.
Mira qué puras son mis charcas.
¡Qué gozo el de mi yelo!
Campo mío, de amor nunca confeso;
He venido a quererte, a que me digas
Me abandono en tu mar, me dejo tuya
jueves, 26 de mayo de 2022
En la tierra de nadie de Carmen Conde
En la tierra de nadie, sobre el polvo
que pisan los que van y los que vienen,
he plantado mi tienda sin amparoy contemplo si van como si vuelven.
Unos dicen que soy de los que van,
aunque estoy descansando del camino.
Otros “saben” que vuelvo, aunque
Intenté demostrar que a donde voy
es a mí, sólo a mí, para tenerme.
Y sonríen al oír, porque ellos todos
son la gente que va, pero que vuelve.
Escuchadme una vez: ya no me importan
los caminos de aquí, que tanto valen.
miércoles, 25 de mayo de 2022
Que tanto y tanto amor se pudra...
Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses;
que se pierda
tanto increíble amor.
Que nada quede, amigos,
de esos mares de amor,
de estas verduras pobres de las eras
que las vacas devoran
lamiendo el otro lado del césped,
lanzando a nuestros pastos
las manadas de hidras y langostas
de sus lenguas calientes.
Como si el verde pasto celestial,
el mismo océano, salado como arenque,
hirvieran.
Que tanto y tanto amor
y tanto vuelo entre unos cuerpos
al abordaje apenas de su lecho se desplome.
Que una sola munición de estaño luminoso,
una bala pequeña,
un perdigón inocuo para un pato,
derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas
y desgarre el cielo con sus plumas.
Que el oro mismo estalle sin motivo.
Que un amor capaz de convertir al sapo en rosa
se destroce.
Que tanto y tanto amor, una vez más, y tanto,
tanto imposible amor inexpresable,
nos vuelva tontos, monos sin sentido.
Que tanto amor queme sus naves
antes de llegar a tierra.
Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,
niños, animales domésticos, señores,
lo que duele.
Eduardo Lizalde